expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

Carpe diem (vivir el momento)

domingo, 19 de agosto de 2012

Duele echarte de menos


Duele el notar tu ausencia por cualquier rincón en el que me encuentre. Duele tanto que incluso a veces siento un tremendo golpe justo aquí, en el corazón.
Me duele el ver que tú eres feliz sin necesitarme en tu vida. Me duele de una manera inexplicable. Me duele porque me siento como un cero a la izquierda, como una completa mierda sin ti. Pero es aún más duro el darme cuenta día a día que a ti te va mucho mejor, ya que no formo parte de tu vida. Me duele verte sonreír y que yo no sea la razón de esa sonrisa. No hay cosa que extrañe más que una sonrisa tuya mirándome a la cara, a los ojos. No hay cosa que eche tanto de menos como el aroma que desprende tu cuerpo, tan inconfundible entre tantos.
Siento como mi autoestima cae en picado cada vez que mi mirada se cruza con la tuya. Es un mísero segundo, un efímero segundo en el que tus ojos se posan en los míos, pero cuánto duele... Siento que el suelo cada vez es más profundo y que el cielo me invade de una caída en picado. Incluso puedo sentir como las piernas me tiemblan y la respiración se corta durante ese insignificante segundo. Siento que algo dentro de mí se rompe en pedazos, que las lágrimas están a punto de salir pero que por alguna extraña razón se mantienen intactas.
Duele tanto tu ausencia... Jamás había sufrido tanto por una persona, aunque me hayan hecho daño muchas de ellas. Jamás había sentido un vacío tan grande dentro de mí y unas ganas de desaparecer, esfumarme entre sollozos y lágrimas. Jamás había echado de menos a alguien hasta el punto de querer no haberle conocido, para así no tener que vivir con esta tortura que me está consumiendo poco a poco y se va llevando lo mejor de mí.
Duele respirar tu ausencia, duele no escuchar tu voz. Duele el vacío que embarga dentro de mí, duele el frío que recorre mi cuerpo en pleno Junio al cruzarme contigo. Duele tu mirada, duele no tenerte cerca... Duele echarte de menos.
Duele verte cada día y sentir que me voy hundiendo en un pozo sin salida.