Vuelvo a escuchar canciones que
lo único que provocan en mí es el vacío de tu ausencia. A ver películas que
consiguen hacerme llorar al notar que no estás. A no querer salir a la calle
por el miedo de verte y sentir que me tiembla todo el cuerpo. A sentirme vacía
por dentro... Vuelvo a escribir lo mucho que te echo de menos, lo mucho que te
necesito, y lo mucho que me duele el corazón. Pensé que esto llegaría a su
final. Que quizá por arte de magia o de algún milagro sería capaz de sacarte de
mí. Pensé que llegaría el día en el que no significaras absolutamente nada.
Pensé que el sufrimiento se reemplazaría por alegría.¡Duele
tanto el amor no correspondido! Duele hasta tal punto de sentir que una llama profunda te va
quemando por dentro. Que se te encoge el corazón de tal manera que sientes que
ni siquiera eres capaz de respirar.
Sola,
así es como me siento. Tú eras la única persona que me hacía sentir especial, y
que por una milésima de segundo hacías que me olvidara de todo lo que conseguía
hacerme daño. Triste es decir que aún sigues siendo tú la única persona capaz
de sacarme de este gran pozo lleno de mierda. Tan triste como asimilar que todo
acabó antes de que comenzara. ¡Ni siquiera comenzó! ¡Ni siquiera
hubo nada! Y aquí me encuentro, con el autoestima por los suelos.
Con unas ganas inmensas de llorar. Con un dolor en el pecho que me hace
recordarte aún más. Con palabras que querría haberte dicho y que por miedo no
fui capaz de decirte. Hay algo que me gustaría que supieras: no te odio. Ni
siquiera te guardo rencor. A pesar de todo jamás seré capaz de odiarte. Y es que me hiciste sentir tan viva por dentro. Tú
sanaste todas mis cicatrices.