
Da pena, ¿verdad? El dejar las cosas atrás y resignarte a seguir avanzando. Jamás resulto agradable despedirse del pasado. Es algo que a menudo nos arrastra a la nostalgia y a la sensible melancolía. Supongo que alas personas nunca nos ayudaron o nos implantaron el chip de las normas básicas para dejar de memorizar lo interminablemente bonito.
Olvidar siempre fue en contra de nuestros principios, y de los del corazón.