De tanto perder aprendí a ganar, de tanto llorar se me dibujo
esta sonrisa, conozco tanto el piso que solo miro al cielo. Toque tanto veces
fondo, que cada vez que bajo, ya se que mañana subiré. Me asombra tanto como es
el ser humano, que aprendí a esperar a que me pidan ayuda. Hago solo lo que debo,
de la forma que puedo y los demás que hagan lo que quieran. Vi tantas liebres
correr sin destino, que aprendí a ser tortuga y apreciar el recorrido.