Los principios que se asemejan a cuentos
de hadas, pueden terminar en leyendas del infierno.
Las noches se pueden transformar en
días, en solo un pestañeo.
Los momentos se convierten en
recuerdos.
El amor se consigue como odio con tan
solo un acto.
El mundo entero puede entrar en una
guerra, tan fácil.
Tan rápido.
Y lo curioso es que de todos esos
cambios repentinos, yo le temo a tan solo uno.
Incluso ese uno se resume a todo lo
nuestro.
A nuestro final. A nuestra última noche.
A nuestra amistad. A nuestro mundo. A nuestro olvido.
Y tengo miedo. Estoy agonizando.
Pero estoy acá, preguntando, dudando,
temiendo. Pero estoy acá.