A mi me gusta ir en una dirección diferente a la que van todos. Yo voy por
donde la libertad me guíe, no importa si el camino es más largo o más
corto. O si está lleno de pendientes y badenes, o si es liso y recto. No me
interesa si me tengo que desviar una y mil veces para llegar al final, ni
cuantas tempestades tenga que atravesar, ni cuantos atardeceres
mirar. A mi me importa llegar al final con una vida llena de
experiencias que contar, con una vida con sombras y luces, con errores y
aciertos.
Yo quiero
llegar al final con el cuerpo herido. Quiero llegar con los ojos secos de tanto
llorar, y las mejillas entumecidas de tanto reír. Quiero mirar para atrás y ver
lo largo que fue, lo duro que fue, y llenarme de orgullo por haberlo transcurrido
completo, sin quedarme en el.
Quiero acordarme de
cada persona que viajo cerca de mí y luego tomo otro rumbo, quiero acordarme de
esas personas que me hicieron sentir de mil maneras, pero que se tuvieron que
marchar.
Quiero mirar a las
personas que llegaron al final conmigo y recordar juntos los mejores y peores
momentos.