Recuerdo a la perfección aquella tarde
primaveral en la que los dos estábamos echados sobre el sofá de mi
casa mirando la televisión, ya tenías la barba rubia bastante crecida y el pelo
desprolijo, yo vestía la camisa roja de siempre y tus bóxers, cuando de la nada
me preguntaste sin despegar tu vista de la pantalla:
-¿Qué somos?
-Amigos con derecho- respondí con un ligero aire dudoso.
-¿Amigos? ¿Vos decís?
-No, en realidad... no
El silencio se apodero de la habitación y el sol comenzó a brillar más aún tras las pocas nubes que decoraban el cielo. Te acomodaste, me tomaste del mentón y me miraste fijo, sin decir nada, invitándome a hablar. Yo no podía dejar de observar tus pequeñas pupilas que desesperadas buscaban una respuesta.
-Somos dos personas unidas por el sexo y necesidades afectivas- dije entre suspiros, intentando no inmutarme.
-¿No sería como ser novios?
-No me gustan los títulos, ¿sabes?, las relaciones serias se vuelven aburridas e incluso hasta monótonas, no alteremos el momento por favor. Aprendimos y aprendemos que nos necesitamos, que necesitamos liberar esa pasión que chilla en nuestro interior, de ese amor en la forma más pura, en su más bruto estado, y... hasta indecente. Dejemos que esto fluya, enlacemos sentimientos, no títulos.
-¿Qué somos?
-Amigos con derecho- respondí con un ligero aire dudoso.
-¿Amigos? ¿Vos decís?
-No, en realidad... no
El silencio se apodero de la habitación y el sol comenzó a brillar más aún tras las pocas nubes que decoraban el cielo. Te acomodaste, me tomaste del mentón y me miraste fijo, sin decir nada, invitándome a hablar. Yo no podía dejar de observar tus pequeñas pupilas que desesperadas buscaban una respuesta.
-Somos dos personas unidas por el sexo y necesidades afectivas- dije entre suspiros, intentando no inmutarme.
-¿No sería como ser novios?
-No me gustan los títulos, ¿sabes?, las relaciones serias se vuelven aburridas e incluso hasta monótonas, no alteremos el momento por favor. Aprendimos y aprendemos que nos necesitamos, que necesitamos liberar esa pasión que chilla en nuestro interior, de ese amor en la forma más pura, en su más bruto estado, y... hasta indecente. Dejemos que esto fluya, enlacemos sentimientos, no títulos.