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Carpe diem (vivir el momento)

viernes, 3 de agosto de 2012

Destino.


El agua ya ni le molestaba. Estar en medio de la calle a altas horas de la noche ya le parecía algo normal. No le importaba, a pesar de que las gotas de agua se acumulaban en cada uno de los pliegues de su chaqueta, y de su corazón también.
Paró el primer taxi que vio en la avenida  y montó, diciendo la dirección mientras se acomodaba, mirando por la ventana y retirándose el pelo mojado de la cara.
A estas alturas, lo que menos le importaba eran las pintas que llevaba, o mojar el interior de aquel taxi de olor extraño. 
________________________Alcohol,
 rimel corrido y lágrimas. 


-Señorita... señorita...- dijo aquel taxista extraño, dándole pequeños golpecitos en el brazo- ya ha llegado a su destino.
Ella, abrió los ojos lentamente, poniéndose firme para recoger su chaqueta que había utilizado como almohadón y salir de aquel coche.
-¿Cuanto es?- añadió con voz temblorosa.
-Nada. Invita la casa- dijo aquel hombre con una sonrisa.
-Pero... ¿Cómo que nada? Tengo que pagarle algo. Me ha traído hasta casa- le miró confundida, sin saber por qué aquel hombre no quería dinero.
-No hay mejor propina que ver a una persona feliz, cumpliendo su sueño. Mire, no la conozco de nada, ni sé como se llama, pero lo que realmente sé es que se muere de ganas de subir ahí arriba- dijo mirando un edificio alto- y quitarse toda esa ropa mojada, esperando que él, el causante de toda ese agua que descansa en cada uno de los pliegues de su chaqueta y que hace que no le pese, llame. Porque ese es su sueño.- esbozó con una sonrisa.
Ella no se dedicó a decir nada, solo sonrió y cerró la puerta de aquel taxi, todavía aturdida. Vio como el viejo coche blanco de matricula difícil de recordar cruzaba la calle, para meterse por una paralela, en ese momento, subió a casa. 
Frío, soledad y mal de amores _____________________

Se quitó la ropa y la dejó en la bañera, para que no manchar toda la casa, salía del baño cuando su móvil sonó. Era él. El causante de la lluvia.
-Te echo de menos- escuchó nada más descolgar el teléfono.
-No sabes lo que me acaba de pasar...- añadió sorprendida.