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Carpe diem (vivir el momento)

viernes, 3 de agosto de 2012

Cuestión de perdones.


Perdona si el rencor esta mañana me aprieta los dientes. Perdón si los segundos que tu boca no está a milímetros de la mía me molestan. Perdón si el olor de tu perfume persiste en mi camisa. Perdón si la cordura no está la primera en mi lista. Perdón si tus deseos son los que yo no puedo proporcionarte. Perdón si la melancolía duerme en ti en alguna parte. Perdón si cada beso esta lleno de celos. Perdón si la luna tiene a tu corazón a menos cero. Perdón si mi alma alumbra el amor que tu no sientes. Perdón si solo quieres quererme a ratos y no lo consigues. Perdón por escalar contigo al tejado de la soledad. Perdón por subirme en la cumbre de tu espalda y maullar.

A veces, o quizá no tan a veces, la desconfianza se apodera de mi caja torácica, haciendo que mi corazón deje de latir por tu causa, por tus palabras o simplemente por tus caricias. Puede que sea la rabia la que me intenta consumir por dentro y a ratos, lo consigue.